Definitivamente, habían acertado con la compra de la casa y, además, habían descubierto que hay otra Mallorca, en el interior, con montañas verdes todo el año.La vida alrededor de la piscina en verano y de la chimenea en invierno eran el nuevo lujo.
Los nuevos rituales eran cerrar las persianas en verano para impedir la entrada del generoso sol mediterráneo y abrirlas en invierno para aprovechar cualquier rayo. Trabajar con el ordenador en el jardín durante seis meses al año les parecía antes una utopía, pero estaba sucediendo, era real.
Can Moragues se había convertido en el centro de un universo del cual se podía escapar fácilmente pues estaba a escasos minutos de Palma en coche y a un par de horas en avión de cualquier ciudad europea.
Sí, habían tomado una buena decisión.
Proyecto de Sierrabau de desarrollo y construcción de una casa de campo de 600 m² con piscina y acabados de máxima calidad, en una propiedad de 15.000 m² con vistas a Alaró y Randa.